Sin estrategia online no hay éxito.
Si queremos conseguir resultados tendremos que partir de un plan. La improvisación y los experimentos sin sentido raramente traen consigo resultados.
Las empresas que aplican una estrategia online previamente definida, tienen una presencia coherente y heterogénea en todos sus canales, que se traduce siempre en mejores resultados y mejor percepción por parte del cliente.
Aunque a algunos pueda extrañarles, la mayoría de PYMEs se lanzan al mundo digital sin pensarlo y encadenan acciones y canales en función de las necesidades de cada momento. Fruto de ello, su presencia online va dando vueltas y más vueltas sin acabar siendo nunca rentable ni productiva.
La definición de la estrategia digital es el camino que seguiremos hasta el objetivo que nos hayamos marcado. Para llegar a él, los más decididos creerán conocer el camino y sus complicaciones y se guiarán por su propio instinto en cada momento. Otros, decidirán economizar y utilizar sus mapas antiguos para trazar en ellos el camino. Por último, los más sensatos, usarán un GPS para evaluar cuál es la ruta más rentable y tendrán la posibilidad de recalcularla en caso de improvistos. Es obvio cuál de los tres perfiles llegará de una forma más eficiente a sus objetivos.
Es fundamental creer en la estrategia online y apostar decididamente por ella. No esperemos grandes resultados con mínimos recursos. Puro sentido común.
Analicemos la situación, definamos la estrategia y midamos constantemente su evolución.
Los pilares de la estrategia online:
¿Cuáles son las acciones imprescindibles que debemos llevar a cabo?
1. Analizar nuestra realidad online.
Es imprescindible analizar la situación actual en la que nos encontramos, definir las áreas mejorables y las prioridades de actuación.
El análisis de nuestra presencia online debe ser autocrítico y en profundidad. A menudo los propios responsables de llevar a cabo este análisis son aquellos que han implementado la presencia online de la empresa, por lo que se empeñan en ver con buenos ojos herramientas y canales desfasados o poco rentables. La autocrítica es el primer paso hacia la definición de las prioridades que pueden llevarnos a obtener un verdadero rendimiento de nuestra presencia online.
¿Cómo valoramos nuestro posicionamiento en internet?¿Obtenemos un verdadero rendimiento de nuestra presencia en internet?¿Han sido efectivas las últimas acciones que hemos lanzado en internet?¿Cómo nos encontramos respecto a la competencia? ¿Sabemos hacia dónde vamos?
Este análisis autocrítico debe complementarse con el estudio de la presencia de la competencia en internet. No se trata de imitarla, se trata de conocer al enemigo contra el que luchamos, tomar nota de las mejores prácticas que está utilizando y ver qué opciones de diferenciación tenemos respecto a ellos.
2. Estudiar y segmentar nuestro público objetivo.
Cuanto mejor conozcamos a nuestro público objetivo, mejor enfocados comercialmente y segmentados estarán nuestros canales.
¿Tenemos claramente definidas las distintas tipologías de cliente que tenemos y que aspiramos tener? ¿Podemos ponerles nombre y apellidos? ¿Sabemos cuáles son sus inquietudes y por qué podrían preferir comprarnos a nosotros que a la competencia? ¿Dónde se mueven y qué grado de inmersión digital tienen?
En cuanto al análisis del sector, olvidemos las limitaciones del estilo “esto no funcionará en mi sector” y centrémonos en la forma de conseguir diferenciarnos y conseguir una notoriedad efectiva en nuestro sector.
¿Cuáles son los portales de referencia dentro de nuestro sector? ¿Quiénes son los «influencers» o blogs que podrían hablar sobre nuestro producto o servicio?
3. Definir objetivos realistas.
Los objetivos que definamos deben ser realistas y ser acordes con los recursos que podamos destinar.
¿Queremos darnos a conocer? ¿Queremos captar nuevos clientes? ¿Incentivar la compra recurrente? ¿Incrementar nuestra notoriedad en nuestro sector?
Cada objetivo requiere de canales y herramientas específicas. No podemos pretender obtener la fórmula mágica con un único canal que cumpla con todos nuestros objetivos al mismo tiempo. El plan de marketing online debe girar en torno a estos objetivos.
4. Definir la estrategia y los canales.
La definición de los canales está directamente relacionada con las particularidades de nuestro público objetivo y sector. No todo sirve para todos ni en la misma medida.
Es fundamental que exista una coherencia entre los distintos canales. El usuario ha de percibir nuestra presencia online como un “todo” con independencia del canal en el que se encuentre.
Antes de adentrarnos en un canal tengamos claro el porqué y el para qué. No quememos cartuchos absurdamente, puesto que para cuando los necesitemos es probable que hayan perdido su eficacia con nuestros clientes.
¿Todos los canales en los que nos encontramos online tienen una razón y un objetivo? ¿Tengo algo que contar en redes sociales? ¿Es lógico plantearse el desarrollo de una App para ofrecer servicios que puedo gestionar desde mi web adaptable a móvil? ¿Mejor invertir en un vídeo corporativo o en una nueva web?
5. Decidas lo que decidas, que sea móvil.
Independientemente de la estrategia que decidas seguir para tu empresa, plantea todos los canales con una adaptabilidad móvil 100%.
Recuerda que el usuario es multipantalla y que su acceso a internet se produce 24/365 desde cualquier lugar. No tiene sentido limitar el acceso a nuestros canales y herramientas. Si queremos implementar una estrategia integral y coherente, ésta debe hacerse también a través de una experiencia integral para aquellos que accedan a nuestros canales vía dispositivos móviles.
6. Evaluar y monitorizar constantemente.
La analítica que da soporte a las acciones online es el mejor aliado para las estrategias efectivas. Todo es medible. Todo es evaluable. No obstante, es importante limitar el número de indicadores o correremos el riesgo de perdernos entre una nube de datos que nos conduzcan a la indecisión.
La agilidad a la hora de reorientar aquellas áreas de la estrategia que ofrecen peor rendimiento es fundamental. Las acciones online pueden ser evaluadas desde el minuto cero, no desaprovechemos este potencial.
El indicador más relevante será siempre el rendimiento que aporta nuestra presencia online a los resultados de nuestra compañía. Todo lo demás es accesorio.
Pasemos a la acción.
Tenemos claro el dónde, el cómo y el porqué y lo hemos plasmado en nuestro plan de marketing digital. No hay tiempo que perder.
Una estrategia que no se aplica, es una pérdida de tiempo. No tiene sentido invertir tiempo y recursos en definir un plan de acción, si después no lo ponemos en práctica.
De igual forma, si nuestra estrategia se basa una sucesión de acciones inconexas e improvisadas nunca conseguiremos resultados que se traduzcan en ventas.
En el siguiente artículo, podrás evaluar tu web. Página web tienen todas las empresas; webs que representen una verdadera herramienta comercial pocas.